En los medios escuchamos la importancia de la autoestima para nuestro desarrollo y estabilidad en la vida diaria. Los psicólogos y otros profesionales nos recomiendan promoverla en la familia, la escuela y el trabajo. Sin embargo, a veces pareciera que promover la autoestima fuera una invitación a evadir la realidad y decir que “todo está bien” aunque esté mal. En el presente artículo vamos a aclarar un poco esta confusión.
“Autoestima” se refiere a lo que pensamos, sentimos y creemos de nosotros mismos. Estas creencias pueden ser positivas o negativas, cuando son positivas se dice que tenemos una autoestima alta, y por el contrario cuando estas creencias son negativas se refiere a una autoestima baja. No obstante, actualmente cuando se habla de “promover una alta autoestima”, surgen frases como “tú puedes”, “todo te va a salir bien”, “eres valioso”, “eres atractivo”, “eres un triunfador”, entre otras. Lo cual no está mal, pero dependiendo de la situación no está del todo bien. Esto debido a que se puede caer en promover el autoengaño y no la autoestima. A continuación vamos a ver varias diferencias entre el autoengaño y la autoestima que si, SON DIFERENTES.
1. El autoengaño es fantasioso, la autoestima es realista.
El autoengaño o la falsa autoestima es la creencia de que solamente con declarar lo que se desea, se hace realidad. Y aunque lo que decimos si puede llegar a influir en las situaciones que vivimos (lo que llamamos los psicólogos “profecías autorrealizadas”). Dichas “frases positivas” deben si o si sustentarse en la realidad, a partir de la evidencia y lo que realmente percibimos o sentimos. Por ejemplo, una persona que no estudió y tiene serias dificultades en una materia con decir antes del examen “yo sé que me va a ir muy bien y voy a sacar excelente” no quiere decir que le vaya bien, simplemente se está auto-engañando.
2. El autoengaño ignora los defectos, la autoestima los acepta.
Algo particular de la falsa autoestima es que percibe los defectos o cosas malas como inaceptables, “siempre se deben decir y vivir cosas positivas”, si se cae en un error o algo desagradable está pasando, la opción desde el autoengaño es hacer de cuenta que no está sucediendo y decir “me va a ir bien”. Por otro lado, desde la autoestima se aceptan los defectos, las limitaciones y errores propios como esperables y normales sin auto-exigirse una vida perfecta. Teniendo claro que una situación o error no lo hace menos persona que los demás y más bien es una oportunidad para aprender y crecer.
3. El autoengaño inventa cualidades que no se tienen, la autoestima valora lo bueno entre lo malo.
Desde el autoengaño, se tiende a decir cualidades y virtudes que quisiera la persona pero en realidad no tiene, en cambio desde el autoestima, además de aceptar los errores y limitaciones, no se cae en el error de verlo todo bueno o todo malo, sino se toma el reto de valorar las cualidades sin dejar de aceptar las limitaciones. Por ejemplo, si tú eres gordito o gordita, y al mirarte en el espejo te dices que tienes un cuerpo escultural, eso no va a hacer que “mágicamente” tengas un cuerpo escultural. En cambio, desde la autoestima puedes llegar a decir de manera realista lo bonito de ti a pesar de que no te agrade el ser gordito o gordita.
4. El autoengaño toma una actitud pasiva mientras que la autoestima lleva a la acción.
Algo típico de la falsa autoestima, es que le gusta la opción de la “fórmula mágica”, de conseguir las cosas con el menor esfuerzo. Desde ese punto de partida es más fácil irse por ofertas como las cremas para adelgazar, fajas milagrosas, jabones que traen suerte, entre muchas otras. Así mismo, la opción de repetir “frases positivas” y negar defectos es mucho más fácil y requiere menos esfuerzo que aceptar aquellas cosas que no se pueden cambiar e identificar las cosas que pueden mejorar con trabajo duro y dedicación. Por ejemplo, una persona para mejorar su autoimagen, en vez de limitarse a repetirse frente al espejo “soy hermoso” y ya; podría ser más activo en su autocuidado e higiene personal, arreglarse, hacer ejercicio, entre otros.
5. El autoengaño se basa en lo que esperan los demás, la autoestima, es propia.
Algo curioso de la autoestima es su etimología (autos: por si mismo + estima: evaluar, valorar, tasar). Y aunque parece obvio, a veces nos venden la idea de “hetero-estima”, (hetero: otro, diferente), la cual se reduce en que para subir la autoestima se debe buscar a alguien que te diga tus cualidades y cuan valioso eres. Lamentablemente, no todos van a decir lo mismo de ti y suponiendo que llegue a pasar, a veces no funciona. Existen personas que están rodeadas de personas que les dicen continuamente que valen mucho y tienen una autoestima baja y viceversa. La autoestima es propia, y de ti es el papel de valorar lo bueno y aceptar lo malo (de forma realista) sin sentirte menos.
La autoestima actualmente es un concepto muy nombrado, pero es importante alejarse de esa idea que nuestro valor como seres humanos, depende exclusivamente de la aceptación de los demás. Eso no quiere decir que no se deba tener en cuenta a los demás (somos una especie social), sino que puedas darte la oportunidad de construir tus propios juicios sobre ti mismo, no para creerte más o menos que los demás, sino para ser el arquitecto de tus propias convicciones.
“¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Y sin embargo, ni uno de ellos caerá a tierra sin permitirlo vuestro Padre. Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. Así que no temáis; vosotros valéis más que muchos pajarillos.” Mateo 10: 29-31