Porque formarlos es nuestro mayor llamado
Me encontraba en un Centro Comercial, compartiendo una tarde de sábado con mi esposito, más conocido como el Príncipe Encantado. De repente observo una madre dirigirse a su hijo de aproximadamente unos 5 años, y la escena me congeló el corazón. Sé que es probable que esta pobre señora no tuviese la menor idea de lo que estaba haciendo, como le suele suceder a muchos padres y madres, pero lo cierto del caso, es que fue imposible para mí como psicóloga del bienestar emocional, no dimensionar el impacto que estas palabras podían tener en el pequeño:
“Pórtese bien, porque o si no lo voy a dejar aquí, qué vergüenza que la gente vea que este es el hijo mío, ¿quiere que le diga a ese extraño que se lo lleve? a ver si él se lo aguanta porque a mí me tenés mamada”.
Palabras más, palabras menos, toda la frustración, el malestar y el enojo de esta mujer, estaban siendo descargados a través de estas verbalizaciones, que como dardos podrían clavarse en la mente y el corazón de este pequeño.
Quizá la escena fue demasiado fuerte en sí misma, o tal vez, por el conocimiento que tengo acerca de las heridas del alma me impactó más de la cuenta, lo cierto del caso es que haber presenciado ese momento, me llevó una vez más a meditar en la increíble tarea que tienen los padres y madres en la formación de sus hijos, y a su vez, en la atrevida ignorancia que se tiene al respecto.
Siempre lo he dicho, de la manera escueta que me caracteriza: hacerlos es muy fácil, formarlos es lo difícil. La responsabilidad que ha sido entregada a cada padre o madre es incalculable. Por esto te invito a que sigas estas sencillas recomendaciones, que contribuirán con el desarrollo de una sana autoestima en tus hij@s:
1. No le condiciones el amor, ni al logro ni al buen comportamiento: tú hijo debe crecer sintiéndose amado de forma incondicional, no importa lo que haga, no importa cómo lo haga, si es o no el mejor, si obtiene o no buenos resultados e incluso si cumple o no con tus expectativas. Hazle sentir que le amas por el sólo hecho de existir. Los logros y los buenos comportamientos, se pueden motivar con estímulos externos, que le permitan al niño recibir motivación, pero ojo, NUNCA con el afecto.
2.Ayúdale a descubrir sus talentos y potencialízalos al máximo: todos los seres humanos venimos equipados de una serie de talentos o aptitudes. Algunos chicos son buenos para el dibujo, otros para el deporte, otros para la danza, otros para la oratoria, otros para la música, en fin. Existen multiplicidad de habilidades que de ser descubiertas a tiempo, pueden ayudar de forma significativa en el desarrollo de una sana autoestima.
3.No les evites el dolor ni la frustración: el mundo es difícil y tus hij@s tendrán que enfrentarse a él tarde que temprano, así que mejor que lo hagan de tu mano. Déjalos que se equivoquen, permite que las cosas no salgan como quisieran, no les des todo lo que piden y fomenta en ellos el espíritu de lucha y superación.
4.Refuérzale las cosas buenas, con mucha mayor frecuencia que con la que castigas las cosas malas: los malos comportamientos deben ser intervenidos, por supuesto que sí, de hecho, sería un gran error no hacerlo. Pero con cuanta frecuencia estamos siempre prestos y dispuestos para criticar lo malo, para señalar el error, para castigar el equívoco, y ante lo bueno, ante lo positivo, ante lo loable, simplemente decimos “es que eso es lo que tiene que hacer, ¿por qué lo voy a premiar?”. Mucho cuidado papás/mamás, el principio conductual dice, que toda conducta a la que le sigue un refuerzo, tiende a repetirse con mayor probabilidad. Por eso no escatimes palabras de afirmación para felicitarle por aquello en lo que se ha esforzado; hazle saber lo orgullos@ que te sientes de él; elógiale sus cualidades, reconócele sus logros y celébrale sus triunfos.
El desarrollo de tus hijos en toda la potencialidad de su ser es una tarea que te ha sido encomendada a ti como padre/madre, por eso asúmela con entereza, recordando siempre que formarlos, es nuestro mayor llamado.