¿ES MÁS DIFÍCIL EXPRESAR EMOCIONES PARA UN HOMBRE?

¿ES MÁS DIFÍCIL EXPRESAR EMOCIONES PARA UN HOMBRE?

Lidiar con las emociones que sentimos y cómo esto puede impactar de manera positiva o negativa en nuestra vida, es un reto que tenemos los seres humanos en general, y que sigue vigente en cada una de las etapas de nuestra vida, existen retos para gestionar las emociones en la niñez, adolescencia, adultez y vejez. Como es algo que abarca toda nuestra vida, es importante tener herramientas efectivas para identificarlas y gestionarlas sin atentar contra nuestro bienestar.

 

Pero, a pesar de que podemos encontrar un sin número de estrategias, tips, juegos, metáforas, cuentos y ejercicios para expresar lo que sentimos de la manera más sana posible, e incluso tenemos disponible información muy útil de cómo gestionar de manera eficaz cada emoción por separado; hay un aspecto que en muchas ocasiones pasa desapercibido y es que se han vuelto diferentes las implicaciones de expresar nuestras emociones dependiendo de si somos hombres o mujeres.

 

Estas diferencias no se deben a diferencias exclusivamente biológicas como se llegó a pensar años atrás, ningún sexo es “mejor” o “peor” que el otro, incluso se puede decir hoy en día que las emociones en términos generales las experimentamos de manera muy similar y que las gestionemos mejor o peor, depende más de las estrategias que usemos y entrenemos que de nuestro sexo.

 

Las verdaderas causas de estas diferencias en la emocionalidad de hombres y mujeres se deben más a las creencias, costumbres y formas de ser que se esperan de cada sexo según la sociedad del momento, creencias religiosas y valores culturales. Es decir, lo que cada sociedad cree y espera de los hombres y las mujeres. Esta diferencia entre el sexo, y lo que una sociedad o comunidad espera de las personas según su sexo, la llamamos actualmente género o roles de género.

 

¿Qué tiene que ver esto con las emociones?, aunque hombres y mujeres podamos experimentar las emociones de forma similar, y nos sirvan las mismas estrategias para su gestión, la sociedad y cultura pueden hacer más fácil o más difícil hacerlo. Lamentablemente expresar algunas emociones para un hombre en nuestra cultura, es más difícil que para una mujer, y te quiero explicar el porqué de esta afirmación.

 

Desde lo psicológico, tanto hombres como mujeres tenemos derecho a sentir todas las emociones y expresarlas sin agredir a los demás, sentir no es un signo de “debilidad” sino una respuesta natural que tenemos como seres humanos, independientemente de nuestro sexo. Pero desde lo social y cultural se construyeron las creencias falsas de que “los hombres no lloran”, “los hombres sensibles son homosexuales o débiles”, “los hombres deben ser indolentes y toscos”, “los hombres “fuertes” no deben sentir miedo”, entre muchos otros que lastimosamente han llevado a que sea “mal visto” o causa de rechazo cuando un hombre expresa abiertamente estar triste, temeroso o enternecido.

 

Curiosamente, desde lo social y cultural, existe UNA emoción que los hombres al expresarla, no reciben mayores críticas ni rechazos, y es la ira. Todo esto por la creencia social de que supuestamente los hombres deben ser agresivos, toscos y dominantes, mientras que las mujeres deben ser sumisas, delicadas y sensibles.

 

Estas creencias desde los roles de género, han llevado a muchos hombres por generaciones a expresar sus emociones por esa única puerta de salida sin rechazo social. Es decir, cuando un hombre se siente triste, se molesta, cuando siente miedo, se molesta, cuando se siente vulnerable, se molesta y cuando se molesta, se molesta. Ya que la ira ha sido durante mucho tiempo la única emoción desagradable legítima y permitida por la sociedad hacia los hombres.

 

Afortunadamente, esto ya comenzó a cambiar, gracias a que los hombres y mujeres de las actuales generaciones han comenzado a cuestionar y redefinir ciertas creencias que desde el género terminan limitándonos. Gradualmente estamos construyendo una sociedad donde un hombre pueda llorar, sentir miedo o ser tierno sin que eso signifique que por eso deja de ser hombre; de la misma manera, gradualmente estamos construyendo una sociedad donde una mujer pueda ser dominante, determinada y valiente sin que eso signifique que deje de ser mujer.

 

 

El propósito de esta pequeña lectura es invitarte a que puedas reconocer que todas las emociones son legítimas porque son humanas, y lo que cada sociedad cree y espera de las personas según su sexo, son simplemente eso, expectativas; pero no son imposiciones y menos si éstas terminan atentando contra nuestro bienestar personal.

 

“Si tu compasión no te incluye a ti mismo, es incompleta” Jack Kornfield

 

Fabián
Camilo Salinas Obando

Psicólogo y Director Académico

 

Clínica para la Familia

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