La relación de pareja está herida, desgastada porque se nos ha olvidado cuidar un vínculo que por diferentes circunstancias se hace tan vulnerable.

Está herida, porque hemos cambiado nuestras prioridades, porque confundimos lo prioritario con lo inmediato; hay tiempo para lo superfluo y negociamos nuestro tiempo juntos.

Porque no aceptamos que nuestra pareja se equivoque.

Porque queremos imponer nuestro ideal y no miramos a nuestra pareja en su propia condición: débil y frágil.

Estamos heridos porque se nos olvida ser equipo y que estamos juntos en esto… Porque se nos olvidó que “mi lucha es contigo y no contra ti”.

Estamos heridos porque creemos que tenemos el derecho a imponer nuestro parecer y ganar la pelea cueste lo que cueste, no importando lanzar palabras hirientes, descalificadoras, que laceran el corazón de nuestra pareja.

Estamos heridos porque no respetamos el compromiso.

Porque no sabemos perdonar, no sabemos comunicarnos.

Porque nos robamos la exclusividad y caemos en infidelidades y distanciamientos que nos van alejando lentamente.

Estamos heridos porque caímos en la trampa de no dialogar, de los silencios y simplemente dejar que las cosas pasen.

Estamos heridos porque nos da miedo tomar la decisión de amar día a día, aún en medio del desgaste y la rutina.

Porque humillamos a nuestra pareja, la descalificamos.

Porque nos hacemos jueces en lugar de ser ayuda mutua.

Porque perdimos el respeto entre los dos.

Parejas, es momento de edificar, de crecer juntos.

Es el momento de edificar reconociendo nuestras debilidades, porque la humildad es la puerta de entrada al amor.

Es el momento de edificar dando lo mejor de sí mismo a nuestra pareja; porque él, porque ella, merece lo mejor de ti.

Es el momento de edificar abriendo las puertas de nuestro corazón, de nuestra relación de par en par, para dejar entrar a DIOS y permitirle actuar.

Es el momento de edificar para permanecer unidos a la Vid del Amor; porque su alimento nos hace buenos sarmientos, aquellos que darán fruto en la relación, aquellos que aún en medio de las tormentas permanecen batallando para salir victoriosos y continuar el camino.

Es el momento de edificar para convertir las debilidades en fortalezas porque cuando unimos fuerzas es posible levantarnos y construir.

Es el momento para que nuestra relación de pareja sea un VÍNCULO DE AMOR fortalecido para continuar edificando.

VÍNCULO DE BENDICIÓN porque mi pareja es el gran regalo que Dios me ha dado para cuidarlo, valorarlo y protegerlo.

VÍNCULO DE MISERICORDIA porque estamos llamados día a día a comprender la fragilidad de nuestra pareja, a abrazar su historia y a ser bálsamo para sus heridas.
ES EL MOMENTO DE EDIFICAR NUESTRA RELACIÓN…

¡Pongámonos en marcha día a día para seguir CRECIENDO JUNTOS!

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