De manera constante en consulta recibo pacientes que manifiestan su necesidad por sentirse felices, refieren estar agotados de que las situaciones que han llegado a sus vidas sean tan dolorosas, hasta parece que el universo estuviera conspirando en su contra.

Separaciones, desempleo, abandono, infertilidad, infidelidades, dificultades en la crianza, por nombrar algunos, son los motivos que “han robado su felicidad”, incluso manifiestan expresiones como “pensé que tenía una vida perfecta”, “Creía que mi matrimonio era bueno” etc.

Después de ahondar en sus malestares, identifico que muchos de ellos han estado imaginando la felicidad como un estado donde hay ausencia total de problemas, significado que dista mucho de la realidad.

La felicidad es un estado de satisfacción, que en ningún momento tiene que ver con que solo nos pasen cosas gratas, esto en sí mismo ya sería una utopía.

Sin embargo, creo que tiene la Felicidad tiene mucho que ver con la decisión de recibir con agrado todo aquello que la vida misma trae y cuando digo agrado, no hablo de simplemente evitar aquello que me puede generar dolor, porque incluso eso sería querer que la emoción de la tristeza desapareciera y eso sería una utopía más.

Me refiero a la aceptación de aquellas situaciones no tan gratas, que no hacen parte de nuestra decisión y que por lo tanto no podremos controlar, así pues, que ante lo que no controlamos solo queda la aceptación y no resistencia.

Estar siempre alegres sería imposible, pero nuestras decisiones si pueden lograr en mayor cantidad de veces el disfrute de la vida, para ello te recomiendo:

  • Extrañar demasiado el pasado: Cuando vemos el pasado como el mejor panorama de nuestras vidas, empezamos a evaluar la felicidad como algo que ya se nos fue de la mano, ello nos impide ver las otras maravillas del presente.
  • Aceptar las situaciones:  Ante aquellas situaciones que no podemos cambiar, la resistencia es el camino seguro a la infelicidad, porque hará que solo tengamos queja en vez de agradecimiento. Más que resistirnos, se trata de aceptar y resignificar.
  • Agradecer: El agradecimiento permite resaltar las maravillas de la vida, enfocarnos aquellas cosas que sí tenemos y podemos darnos el permiso de disfrutar, si eres creyente, en los regalos permanentes de nuestro padre celestial.
  • No te compares: Los caminos de cada individuo no tienen los mismos objetivos y por ende no son los mismos trayectos, así que no busques mirar al otro para compararte, puede distraerte de disfrutar tu propio camino.
  • No guardes rencor: Tomar el perdón como un regalo propio te permite andar por la vida liviano de equipaje, entre menos cargas más placentero el viaje.

Espero que este artículo te ayude a construir la felicidad que mereces, sin utopías, tomando la decisión de agradecer lo que tienes, así como aceptar y resignificar las cosas que no controlas, haciendo tu propio camino.

Tatiana Marcela Penagos Jaramillo

Psicóloga Clínica para la Familia

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