Manuel Eduardo Puig Durán Gómez

Coordinador de Comunicaciones 

Clínica para la Familia

Despacio, muy despacio subió al podio y no pudo contener las lágrimas en el momento mismo de dar sus declaraciones a las contadas personas que se daban cita para escuchar el adiós de (según los que saben) ha sido el mejor futbolista de la historia, Lionel Messi.

No soy un experto en deportes, pero en lo que he visto, sí es evidente el reconocimiento y el afecto que para propios y extraños, significa la carrera de “La Pulga” ante una “imposible” noticia, impensada, improbable.

La historia de Messi y su salida del Futbol Club Barcelona, me dio vueltas en la cabeza todo este fin de semana,  pensando en una palabra: Cambio. 

¿Es innecesario el cambio cuándo todo está saliendo bien? 

Esta figura, me ha hecho reflexionar, sobre qué tan preparados estamos para asumir los cambios. 

Revisando la RAE, (costumbre que he aprendido de alguien a quien admiro, casi al punto de cómo admiran los catalanes a Messi) me doy cuenta que la palabra cambio tiene demasiadas acepciones y que se relacionan con elementos adicionales a la misma gramática y otras disciplinas. Me llamó poderosamente la atención la novena acepción “Mecanismo formado por las agujas y otras piezas de las vías férreas, que sirve para que las locomotoras, los vagones o los tranvías vayan por una u otra de las vías que concurren en un punto.”

Me encanta la palabra mecanismo. Me hace pensar en movimiento acción e intención de movilizarse, porque definitivamente como diría la autora María Elena Walsh en su canción “todo cambia”, o  recordando la única clase de filosofía que hayamos atendido en el colegio, cuando se decía que lo único constante es el devenir y el cambio, cuando Heráclito lanzó la máxima que afirma que “nunca nos bañamos dos veces en el mismo río” para decir que el movimiento es la única instancia y sensación de existencia, pues lo que se transforma continúa viviendo, lo único estático es lo inerte.

Si yo fuera Messi, por supuesto que estaría triste y acongojado, por cambiar mi suite en Barcelona, todas mis comodidades y mundo conocido, por tener que ir a rebuscar en otro lugar lo que de verdad, siendo sinceros, no necesita.

Pero me asaltaron otras preguntas. ¿Y si Messi solo es exitoso en ese equipo?, si en otro sitio o contexto el resultado no le va a ser favorable, ¿el éxito verdadero queda en entredicho? Expresado de otra forma, ¿y si el éxito solo depende de lo externo?

Frente a estas inquietudes, debo confesar que me incomodan sobremanera los coach, algunos predicadores, y hasta pseudo-terapeutas, que venden la idea de que “todo es posible”, “todo puedes lograrlo”, “con esforzarte lo suficiente obtendrás todo” y “no hay cosas imposibles, solo personas incapaces.” 

Ya que yo mismo he vivido muchas veces en mi vida la enriquecedora experiencia de no lograr algo y de darme cuenta de la incapacidad, de la precariedad, de que no todo lo he podido lograr. Ante esa posibilidad, aparece el protagonista de este texto: el cambio. Considero (y se vale discrepar),  que el mejor antídoto para el fracaso es el cambio. 

Un fracaso, puede considerarse básicamente como el fallo en la consecución de un objetivo; si para Messi su único objetivo era quedarse siempre en Barcelona, pues lamentamos decirle a sus seguidores que Lionel, fracasó, le toca cambiar de equipo; o si por ejemplo, alguno de ustedes que amablemente me lee, tuvo algún proyecto personal y no logró su cometido, pues también ha vivido una experiencia de fracaso; pero ¡ojo! una cosa es fracasar y otra muy distinta es ser un fracasado, porque el fracasado, creo que es el que se resiste y se resistirá al cambio y a la posibilidad de ver algo distinto. Quien no se movilice, se queda estancado y un movimiento constante ¡demuestra que se está vivo!

El cambio es el mejor maestro para la vida. No todo es tan suficientemente estable como para no querer moverse, ni tanto lo suficientemente caótico como para no asimilarlo y superarlo, el cambio nos demuestra y expone lo profundamente humanos y finitos que podemos ser, pero también lo exageradamente valientes que logramos ser.

Lo mejor del cambio, es que nos puede hacer mirar con gratitud lo obtenido y dar gracias a todos los que lo han hecho posible, y si, puede que sea doloroso enfrentarse a un cambio, pero una nueva oportunidad que se presente (ya sea porque la busquemos o porque la vida da un timonazo) es una clara demostración que al final lo que cambia es lo que estemos en actitud de asumir, porque podrán cambiar todas las cosas, pero si nosotros no nos transformamos, de nada sirve cambiar de equipo (como Messi) 200 veces.

Si Messi es verdaderamente el mejor jugador del mundo, no hay camiseta que ataje esa posibilidad, si tú eres tan bueno como crees que eres, te aseguro que no sólo podrás ser bueno en el metro cuadrado donde hoy te encuentras, sino en dónde vayas, pues al final “exitoso” o no, se gana en sentido de realidad y en conocerse. 

No logro imaginarme cuál pueda ser tu dolor en este momento, o la experiencia en transición que estés viviendo, solo puedo asegurarte, que aprenderás mucho de ti mismo y de ti misma, exitosos o no, ganadores o no, prósperos o no: recuerda que moverse es la única garantía para sobrevivir. Comprender el vaivén del mundo implica que debemos leer y leernos, quiénes más cambiantes que nosotros mismos, que cambiamos con la edad, cambiamos en la salud, cambiamos de afectos, y que sí o sí, cuando asumimos la tarea de aprender de lo nuevo que aparece, terminamos logrando la maravillosa lección del triunfo, el éxito máximo: Conocerse.

Querido Lionel, te va a ir bien, y si no, pues la lección será esa, ver qué cambió de ti para volver a aprender y reiniciar. A ti, que me lees, te felicito por tus cambios y te acompaño en tus derrotas, y te recuerdo que siempre habrá un partido más, para jugarte la vida y luchar por lo que quieres.  

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1 Comment

  1. Viviana dice:

    Buenas tardes que hermoso mensaje , gracias mil gracias una muy buena enseñanza que hojala cada día la pueda poner en práctica Ami vida , no estoy pasando por el mejor momento de vida pero el leer estás hermosas palabras reconfortan el alma

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