“Son ya 10 años de estar en este desgaste.  Hemos terminado un sin número de veces pero el impulso sólo nos dura unos cuántos días.  No sé doctora qué es lo que nos pasa, pero si estamos juntos nos hacemos daño y estar lejos nos resulta insoportable.  Él ha sido infiel en incontables oportunidades y yo me he vuelto una celosa compulsiva, le reviso su celular, me le meto en sus cuentas, es más, hasta he llegado a perseguirlo por las calles para después terminar haciéndole un escándalo, pero sabe qué doctora, no pasa nada.  Sigo ahí, incapaz de dejarlo, incapaz de salir de esta relación que sé que me hace daño.  Es que sin él muero, pero con él mato”. 

Aquí está reflejada la triste realidad que viven muchos de mis consultantes y otros tantos que sufren en silencio el desazón de relaciones disfuncionales, de las cuales quisieran salir, pero se sienten sin herramientas para hacerlo.  

¿Por qué nos cuesta tanto poner límites en terreno afectivo?  ¿Qué es lo que nos impide ser firmes y contundentes cuando de reclamar nuestros derechos emocionales se trata?  ¿Cuándo saber que nuestra relación se ha tornado en algo disfuncional y que necesitamos salir de ella?  ¿Cómo hacer para lograrlo?  A continuación 5 reflexiones a tener en cuenta para no morir afectivamente.

  1. Conforme sean los protagonistas, será la historia.  La relación de pareja está conformada por dos seres humanos que aportarán a ésta conforme a los insumos que tengan.  Por tanto, lo primero que hay que revisar de la relación es quiénes la conforman.  Si tu propia vida está llena de conflicto, de vacío, de ausencias, de heridas e inseguridades, pues esto será lo que aportarás a la relación.  Lo más tremendo es que como expreso en una de mis conferencias “Dios los crea y ellos se juntan”.  Tenemos el palito para meternos con personas que van a agudizar nuestros dolores más profundos.  Se juntan el hambre y la necesidad y sin lugar a dudas, a todo sádico le resulta su masoquista.  Así que si estás en el Sin ti muero, contigo mato, pregúntate por tu salud emocional, por tu autoconcepto y tu valía personal, y toma decisiones de cambio orientadas a ti.  Busca ayuda para ti.  Esfuérzate por ti.  Descúbrete a ti.  Cámbiate a ti. 
  2. Para conseguir un resultado diferente, hay que hacer algo diferente: Si nuestra relación de pareja ha entrado en conflicto y si una y otra vez hemos intentado por nuestras propias fuerzas y medios hacer algo al respecto sin ver resultado alguno, al seguir intentándolo, la ecuación seguirá siendo la misma.  Es normal que tengamos dificultades en nuestra relación, construir pareja no es fácil, constantemente lo digo.  Pero entonces hagamos algo frente a esto.  Debemos salir de nuestro orgullo, soberbia y autosuficiencia para reconocer que solos no podemos y de esta manera dejarnos ayudar.  Ojo con aquellas personas que se creen poseedoras de la verdad absoluta, incapaces de reconocer sus errores, sabios en su propio criterio, cuidado, porque con personas así no se puede construir pareja.  Si crees que la relación vale la pena, es válido darse una oportunidad, pero eso sí, haciendo algo diferente.  No duden en buscar ayuda profesional y espiritual.
  3. Lo importante no es si te quieren o no, si no el cómo te quieren.  La razón por la que muchos no salen de sus relaciones tormentosas, es porque sienten y constantemente escuchan, acerca del amor que el otro les profesa.  Pero el punto a discutir no es este.  El asunto no es si me quieren o no me quieren, cual diálogo de enamorado con margarita.  No.  La pregunta es ¿Cuál es la manera en la que me quieren?  Porque si el amor que el otro osa profesar, es un amor acompañado de mentira, maltrato, falsedad, acoso y desilusión, pues, en definitiva, es un amor que no sirve.  No te quedes por tanto aferrado a las promesas de un amor que se queda en las palabras, porque el verdadero amor trasciende los vocablos para cristalizarse en los hechos. 
  4. Las esperanzas de cambio, obstáculos de la decisión.  Mientras la esperanza esté presente el proceso de duelo no se llevará a cabo.  Cuando estás atado a una relación disfuncional, el estar esperando que el otro cambie algún día y aguardar por el milagroso hecho, no te permitirá tomar decisiones contundentes.  Por supuesto que la esperanza es lo último que se pierde, pero esperanza sin dignidad es masoquismo.  Por tanto colócale un límite a tu espera.  No puedes permitir que el tiempo siga pasando, mientras tu dignidad se ve pisoteada y tu autoestima se desdibuja cada día más. 
  5. No morirás al salir de ahí, pero puede que sí lo hagas al quedarte.  Terminar una relación no es para nada fácil.  Vas a sentir que el corazón se te fractura.  Pasarás días difíciles cargados de dolor y de ese vacío profundo que se produce cuando la soledad nos abraza; pero escúchame, o más bien léeme: hay buenas noticias para ti.  Esto será transitorio.  De allí saldrás como seguramente has salido de otros duros momentos de tu vida.  Esto será temporal y muy pronto el sol volverá a nacer, y te encontrarás allí, de pie, victorioso, triunfante, con las heridas propias del que dio la batalla y sobrevivió a ella, pero de pie, vivo.  Si te quedas, poco a poco la llama de tu alegría se irá extinguiendo, despertarás cada día reconociéndote mendigo, a la espera de las migajas que caigan para ti.  Descubrirás con el tiempo que ya no tienes fuerzas para luchar y en un momento dado, casi sin darte cuenta, te sentirás totalmente derrotado y sin ganas de vivir.  No permitas que esto suceda, no hay peor veneno que el del desamor.  No sólo desamor del otro, desamor del propio, el más cruel y cruento desamor.  Así que juégate la vida por ti.  Eres la primera persona a la que le debes lealtad, y aunque duela, hay renuncias que nos salvan la vida. 

Si bien, una relación de pareja será toda una aventura de esfuerzo y dedicación, no tiene por qué convertirse en un tormento permanente. Analiza muy bien en dónde te encuentras y cuál es el terreno en el que estás invirtiendo tu amor.  Si todavía hay algo por hacer, esfuérzate por obtener una realidad diferente; pero si a todas luces, tu relación se convirtió en un patíbulo de muerte, sal de ahí antes que esto acabe contigo.  No olvides, muchas veces es necesario dejarte ir, para vivir.  

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