Aprende a conocerte y decide trasformar tu existencia

Te ha tocado alguna vez pasar por la incómoda experiencia de pretender responder a la trascendental pregunta de… ¿Quién eres tú?

En talleres, convivencias, conferencias, grupos juveniles, grupos de apoyo, etc. etc. etc., no puede faltar la tan temida interrogación.

Y será que alguna vez nos hemos detenido a pensar ¿por qué razón es que nos cuesta tanto, dar cuenta a otros de quiénes somos?  

Quizás existan múltiples razones, pero hoy quiero enfatizar una sola: Probablemente no podemos responder tan fácilmente a la pregunta de quiénes somos, por la sencilla y simple razón de que realmente…

NO LO SABEMOS!!! 

Haz el ejercicio una vez más. Sí, sé que es molesto, sé que no te gusta, sé que es incómodo, pero no te pido que le respondas a nadie, a nadie más que a ti mismo.  Vamos, trata, intenta responderte, allí mentalmente…

¿Quién eres tú?       

¿Realmente te conoces?

Espera…. detente… no te estoy pidiendo que me digas tu nombre…. Simplemente respóndete a ti mismo…

¿Quién eres tú?

Espera otro poco… detente de nuevo… no te estoy pidiendo que me digas qué haces…. o dónde estudias… o dónde vives…. o quiénes son tus padres… o si eres joven o si eres adulto… si eres soltero… si eres católico… No, no, no, no… Simplemente contesta a la “sencilla” pregunta…. ¿Quién eres tú?

¿Lo tienes?  ¿Hallaste la respuesta? O acaso no tienes claro ¿quién eres?…

Increíble… cuánto tiempo hace que vives contigo y aún no tienes claro quién eres!  Pero respira profundo… no te preocupes que probablemente no eres el único.

Responder a la pregunta por nosotros mismos, responder por nuestra esencia, dar cuenta de nuestra naturaleza, de nuestra mismidad, no es tarea fácil.  No lo ha sido para ti, no lo ha sido para tus amigos, de hecho, ni siquiera lo ha sido para los grandes pensadores y filósofos de la historia.  

Cuántos libros no se han escrito pretendiendo dar respuesta a este interrogante.  Cuántas discusiones sin fin se han tejido en espacios académicos y de reflexión dejando los sinsabores de la no-respuesta. Aún más, cuántos jóvenes y jovencitas cómo tú, en la búsqueda de su identidad, no se habrán preguntado una y otra vez ¿quién soy yo? Pues para ser sincera, no es mi intención con este artículo darte respuesta a la pregunta eterna… pero si de algo nos sirve… pues indaguemos un poco, acerca de las tipologías de personas que podemos encontrar en el mundo. 

Si bien, los seres humanos somos mucho más de lo que hacemos y pensamos… ¡qué bien nos aproximan estos aspectos a nuestra “desconocida” esencia!

Así que manos a la obra.  A continuación te presentaré seis diferentes tipologías de personas, caracterizadas de acuerdo a su forma de pensar y actuar.  Vamos… lee con detenimiento y trata de encontrar.

¿Quién eres tú?

El Pitufo Gruñón (Quejumbroso Perseverativo)

Quién no recuerda a este pintoresco personaje.  Diminuto como todos sus azules amigos, el Pitufo Gruñón nos describe al Quejumbroso Perseverativo.

Siempre con su ceño fruncido y sus manos cruzadas, tenía la respuesta negativa a flor de labios. “Odio esto”, “odio aquello”, “odio lo otro” “odio lo de más allá”… no había nada que lo complaciese, nada en que encontrara contentamiento.  Bastaba con que sus pitufiamigos expresaran una idea, una propuesta o actividad, para que él empezase a reprochar y a vaticinar lo peor del suceso.

Así mismo, existen en el mundo muchas personas que como Gruñón, siempre se están quejando, siempre están manifestando su descontento, aquellos para quienes todo es un problema.  Si llueve es un problema, si sale el sol es un problema, si tienen mucho estudio es un problema y si no lo tienen también. 

Es malo cuando hay, y malo cuando no hay.  Si no lo saludas se queja por tu indiferencia y si lo saludas se queja por tu intromisión. 

Mejor dicho, para un Pitufo Gruñón “todo lo que hagas será usado en tu contra”.  ¿Conoces alguno?

El Inspector Clouseau (Desconfiado Paranoico) 

Prevenido, precavido, vigilante y suspicaz. Sosteniendo con tenacidad la desproporcionada lupa que lo hacía lucir aún más pequeño,  con firmeza perseguía a la delgada y elegante Pantera Rosa.  Este singular personaje nos tipifica al Desconfiado Paranoico.            

Incansablemente, día y noche, esta persona se encuentra buscando descifrar las retorcidas intenciones de los demás.

No confía en nada ni en nadie.  Prefiere mantenerse a la defensiva, para así evitar que le terminen haciendo daño.

¿Cuáles son tus verdaderas intenciones?  Te preguntará constantemente, y si no lo pregunta, con seguridad es porque ya se encuentra siguiéndote la pista. 

La persona desconfiada paranoica, no disfruta ni de un solo momento de tranquilidad, pues constantemente estará anticipando catástrofes, traiciones, mentiras y complots.  

Sus relaciones interpersonales sufren en demasía, pues siempre debe medir la distancia exacta entre acercarse lo necesario para poder interactuar, pero mantenerse lo suficientemente alejado “por si las moscas”.

El Gato Garfield (Holgazán Conformista) 

Este redondito felino, de profundo amor por la pasta, la pereza y la televisión, es quien denota en su máxima expresión al Holgazán Conformista.  Su filosofía de vida se reduce a sobrevivir sin el más mínimo esfuerzo.   Odia los lunes y todo lo que le pueda significar salir de su sedentaria rutina.

El Holgazán Conformista es aquella persona que ama lo fácil e invierte lo mínimo.  Nada espera, nada quiere, por tanto, nada hace. Se complace con los facilismos, siempre está buscando la ruta más corta y sin lugar a dudas su expresión favorita es “qué pereza”.  Si le invitas a una reunión te dirá “qué pereza” si le pides un favor replicará “qué pereza” si le recuerdas sus obligaciones refunfuñará “qué pereza”.  

Cual disco rayado, su frase predilecta señala su apatía por la vida, su carencia de sentido y dirección y la evidente ausencia de un proyecto de vida orientado a logros y resultados.

Jhonny Bravo (Engreído Superficial)

¡Qué lindo soy, qué bello soy, cuánto me quiero!  Adorador de su espejo y de la despampanante figura que percibe en él,  Jhonny Bravo tipifica al Engreído Superficial.  Aquel cuya valía personal radica en su apariencia física, y cuyos esfuerzos se centran en impactar a los demás con su gran atractivo. 

Este hombrecillo de gran musculatura y abundante cabellera, nos describe a aquella persona que invierte la gran mayoría de su tiempo en cultivar su cuerpo y su apariencia física, para quien quizá las posesiones materiales sean su gran atractivo y que sin lugar a dudas, encuentra en adularse a sí mismo, el más interesante de los temas. 

Incontables horas de gimnasio, numerosas dietas, diversas rutinas y un sin fin de cremas y menjurjes le permiten mantener su status y lograr su cometido final: ser el centro de atención del lugar donde llega.

Cuando no admiras a Jhonny Bravo, estás sin duda en un gran problema. ¿Te suena familiar? Pues los hay por montones.

José Miel (Depresivo Melancólico)

Si no reconoces esta caricatura setentera, pregúntale a tus padres acerca de ella, para que veas cómo  una lágrima rueda por sus mejillas, o mínimamente, cómo una expresión de conmiseración y lástima se dibuja en su rostro. 

La funesta caricatura de esta desventurada abejita, nos tipifica al Depresivo Melancólico, quien continuamente percibe su vida como el más trágico de los dramas. Aquel refrán que “no hay mal que dure cien años” no es aplicable para estas personas, pues desde su punto de vista, su vida comprende 101 años de males y muchos más.  

Todo cuánto les pasa es tragedia.  Cuando les preguntas ¿Cómo estás? Te dirán… “Pues ahí… llevándola”…

Su visión de la vida es negra, oscura, opaca, desesperanzadora. Pareciese ser que nada bueno les aconteciera.  Curiosamente, es tal su estado de ánimo, que con su actitud terminan haciendo que las cosas finalmente les salgan mal.

De la misma forma en que cada capítulo de José Miel estaba cargado de tragedia y desolación, así mismo es el discurso de estas personas, que literalmente te enferman al escucharlas.  Nada es bueno, nadie los quiere, todos los odian y sí… quieren comerse un gusanito.

Calamardo Tentáculos (Resentido Rencoroso)

Aquel que eternamente carga con sus resentimientos, que no tolera el éxito de los demás, que se encuentra continuamente anclado al pasado, y cuyo aspecto irradia rencor y amargura, es Calamardo Tentáculos.

Muchos Calamardos andan por ahí, esparciendo su resentimiento. Aquellos cuya memoria es prodigiosa para recordar todo lo malo, todo lo negativo, todo aquello que les ofendió y que les dañó algún día, así hayan pasado años desde entonces.

Se ahogan en el veneno de su odio y rencor, negándose la posibilidad de perdonar y dejar libres a los demás.

Y bueno, ¿ya diste con alguno? ¿Conoces a alguien que responda a estas descripciones? ¿O quizá lo ves en el espejo todos los días? 

Es cierto que existen muchísimos más tipos de personas que podríamos caracterizar, es más, sin lugar a dudas podríamos enunciar un sin número de personajes con cualidades positivas, como el alegre, el generoso, el amigable, el arriesgado, el estudioso, etc. etc. etc.

Pero ¿sabes algo?, curiosamente lo que más nos cuesta reconocer en nuestras vidas, son esos lados oscuros que reflejan nuestro egoísmo, nuestro mal genio, nuestra vanidad, nuestro resentimiento, nuestra tristeza y nuestro dolor.

Por eso la invitación al finalizar esta lectura, es que te preguntes, cuáles de esos personajes que acabas de leer, representan áreas de tu vida, donde no has permitido que Dios haga su obra. 

Cuestiónate a ti mismo, ¿cuánto hay de Pitufo Gruñón en ti?; ¿de cuándo en cuándo la desconfianza del Inspector aflora en tu diario vivir?; ¿acaso hay tanta pereza y apatía en ti, que compararte con Garfield no es un absurdo? ¿O quizá eres tan superficial y egocéntrico como Jhonny Bravo? O ¿qué hay del manejo de tus sentimientos? ¿Tu visión de la vida, de ti mismo y de tu futuro es tan oscura como la historia de José Miel? o ¿tus rencores y amarguras te hacen lucir como un Calamardo a todo color?

Detente, reflexiona, medita, piensa, pero sobre todo ACTÚA.  Si puedes responder hoy a la pregunta ¿Quién eres tú? o si mínimamente, puedes empezar a reconocer cuál es tu forma de ser y de pensar, estás ante la maravillosa oportunidad de transformar tu vida, de permitir que Jesús tome tu corazón, y así como el alfarero a la vasija de barro, transforme y moldee todo tu ser.       

Quizá existen un millón de razones para que seas como eres, pero así mismo existen un millón de razones para que puedas ser cada día una mejor persona. 

¡Vamos! ¡En pie!, ¡Levántate!, ¡Decide!, ¡Transfórmate! y refleja al mundo no sólo quién eres, sino también, quién puedes  llegar a ser!!! La decisión está en tus manos.

 

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