Con mucha frecuencia he encontrado personas que han confundido disciplina positiva con alcahuetería; ¡y nada dista más de la realidad que esto!  Uno de los principios básicos de la crianza respetuosa, es poder generar en los padres la habilidad de ser firmes y amables al mismo tiempo: no solo firmes, lo cual sería autoritarismo, ni tampoco solo amables, lo cual sería permisividad.  Firmeza y amabilidad, dos columnas que sostienen la esencia de la disciplina positiva.

Pero, ¿cómo se logra esto? ¿Cómo puedo seguir mostrándole todo mi afecto, mientras lo acompaño a interiorizar las normas? ¿De qué manera puedo llevarle a respetar los acuerdos pactados al interior del hogar, sin que esto vaya en detrimento de nuestra relación?  En Edúcalo con límites, amándolo sin límites, tendremos la respuesta a estos y muchos más interrogantes.  Así que atrévete a ser firme y amable al mismo tiempo, inculcando disciplina en tu hijo, pero desde el respeto y el amor.