Muchas cosas podemos escuchar y leer acerca de este síndrome, podríamos incluso ver y hasta “diagnosticar” a varias personas a nuestro alrededor. Pero en realidad ¿De qué se trata el síndrome de Peter Pan? ¿Tiene cura o tratamiento? Las respuestas a estas y otras preguntas las encontrarás en este artículo.
Actualmente podemos escuchar términos y calificaciones que se popularizan y llegamos a usar de manera ligera desde el poco conocimiento. Un ejemplo de ellos es cuando nombramos como depresión a una profunda tristeza o desánimo cotidiano; calificar como bipolaridad al cambio del estado de ánimo, entre otros. Esta falta de claridad por términos popularizados también se ve reflejado en el “síndrome de Peter Pan”. Por ello, he decidido reunir varias respuestas a las preguntas más comunes sobre este llamado síndrome, con el fin de aclarar las dudas que envuelven ese concepto y evitar que se siga utilizando de manera errónea.
¿Quién descubrió el síndrome de Peter Pan?
Un psicólogo norteamericano llamado Dan Kiley, en 1983 escribió un libro llamado “Síndrome de Peter Pan, los hombres que nunca crecieron”. El cual fue muy popular y aceptado en la sociedad de la época, pero no por la comunidad científica.
¿De qué se trata el síndrome de Peter Pan?
Kiley lo describe como un trastorno psíquico, que afecta solamente a los hombres y tiene 6 características:
- Irresponsabilidad: Busca o pretende que alguien más se ocupe de sus deberes e incluso se excusa en otros cuando no cumple un compromiso.
- Ansiedad: Se enfada fácilmente cuando no consigue lo que quiere, en el momento que quiere. Desea logros pero sin esfuerzo.
- Soledad: Le tienen miedo a la soledad, se desesperan cuando no tienen pareja o plan de salir con amigos.
- Conflictos relativos al rol sexual masculino: Se creen e incluso tienen habilidades de “Don Juan”, pero ven el compromiso como una limitación para la libertad, por lo que pueden tener varias relaciones superficiales y ninguna seria.
- Narcisismo: Se muestran seguros de sí mismos, alegres y divertidos, pero tiende a ser una “fachada social” para cubrir inseguridades y buscar aceptación social.
- Machismo: Como todo niño tirano, le gusta que le hagan las cosas y ser servido más que llegar a tener actos de servicio.
¿Tiene cura?
Aunque el descubrimiento de este síndrome fue un boom para la época, e incluso lo sigue siendo, la comunidad científica no lo acepta como patología. Por lo tanto desde la psicología no es ningún síndrome, ni complejo ni mucho menos trastorno. Por ende, no se puede curar una enfermedad que no existe.
¿Entonces por qué podemos ver varias personas que tienen algunas o todas las 6 características del “síndrome de Peter Pan”?
Lo que Dan Kiley llamó “Síndrome de Peter Pan”, desde la psicología lo podemos llamar “Inmadurez personal”. Por eso es tan común ver estas características, sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes que por diversas razones han tenido dificultades en hacer la transición de un estadio del desarrollo al otro (adolescencia-adultez). Así como podemos ver en menor medida a personas de 40, 50 años con la misma dificultad.
Entonces, ¿Cómo promover la madurez o sana transición adolescencia-adultez?
Como Kiley describió 6 características o consecuencias de la inmadurez personal, vamos a compartir 6 formas de evitar y abordar cada una.
- Asume responsabilidades: La mejor forma de abordar la irresponsabilidad, es con la responsabilidad, y no es precisamente con reflexiones eternas y repetitivas sino asignándose responsabilidades y evitar depender de personas que te “salven” a última hora de las consecuencias del no cumplimiento.
- Permite la molestia: El sentirse molesto es una reacción emocional normal e individual, la única persona responsable de tu ira eres tú mismo. Permite experimentar la molestia y volver a calmarte solo. De esa forma podemos aprender a caer y volver a levantarnos.
- Permite el aburrimiento: La mejor forma de perderle el miedo a la soledad, es enfrentándola; además, las situaciones de mayor creatividad suceden cuando no estamos distraídos con ocupaciones o planes. Recuerda que si de vez en cuando eliges no hacer nada, no se acabará el mundo.
- Establece plazos y compromisos: El establecer límites y objetivos permite ver los compromisos más como pasos para alcanzar algo grande que obstáculos para la libertad. Además, esto permite proteger la dignidad de las personas en las relaciones afectivas.
- Implementa la cultura evaluativa: Esto es ver las fallas como pistas para mejorar y hacer una mejor versión de nosotros mismos. Gracias a que reconocemos nuestros errores, incluso cuando los señalan los demás, es que podemos identificar en qué podemos mejorar. Si todos dicen que todo está bien, no se puede mejorar nada.
- Promueve actos de servicio: Las posibilidades pueden ser muchas, desde hacer un voluntariado en una fundación de niños de bajos recursos, hasta pequeños actos como preparar el desayuno, cuidar de alguien cercano que esté enfermo, entre otras. Eso permite reconocer el valor del otro y el nuestro como iguales.
Todos los aspectos que pueden girar entorno al proceso de madurez personal, nacen principalmente en la familia, pero más que un síndrome o trastorno son obstáculos que surgen en ese proceso de crecimiento personal que tenemos todos, el crecer no es más que entender que a mayor libertad, mayor responsabilidad y, por otro lado, a menor libertad, menor responsabilidad.
No se trata de que “matemos” a nuestro niño interior, se trata de darnos la oportunidad de disfrutar de cada etapa de la vida.