Por Fabián Salinas, Profesional Clínica Para La Familia.
Hola, quisiera compartir con ustedes algunas ideas que nos pueden ayudar a reflexionar sobre el manejo de nuestras emociones y reflexionar sobre el qué estamos haciendo a la hora de tramitar nuestras respuestas y comportamientos, en el momento de manejar la ira:
Es cuando “el fin justifica los medios” o somos agresivos con el fin de “hacer justicia”.
Es cuando cambiamos las palabras para describir lo que hicimos para que no suene tan grave. En lugar de decir “le pegué a mi hijo” decimos “corregí a mi hijo”, o en vez de decir “tres personas fueron asesinadas” decimos “tres personas fueron abatidas”.
Es cuando nuestro acto reprochable lo contrastamos con uno más grave para que el nuestro no parezca tan malo. Por ejemplo, cuando pensamos que no es tan grave gritarle a nuestra pareja porque no le estamos pegando, o consumir una droga no es tan grave porque existen otras que hacen más daño.
Es cuando en lugar de asumir nuestras conductas reprochables nos justificamos en contestar que solamente estábamos cumpliendo órdenes de un superior.
Es cuando repartimos la culpa de nuestros actos en un grupo de personas. Por ejemplo, en lugar de decir “soy explosivo” decimos “en mi familia somos todos explosivos” o en lugar de decir “soy celoso” decimos “las mujeres/los hombres somos celosos”.
Es cuando distorsionamos a nuestro acomodo las consecuencias de una conducta para suavizarlas y no sentir que somos inconscientes. Por ejemplo, cuando nos decimos que “no es para tanto” o “no es tan grave” pegarle a nuestros hijos o gritarle a nuestros empleados.
Es cuando le quitamos la condición de persona y ser humano a alguien para no sentirnos culpables al ser crueles con ellos. Por ejemplo, cuando un grupo de personas golpea y desnuda a una persona que hurtó, no dicen “persona” o “joven” sino “rata” o “basura”.