“Soy un amor… mientras no me saquen la piedra” ¿Cómo entender la ira?

Por todas partes podemos ver y promulgar mensajes de paz, amor, reconciliación y sana convivencia. Sin embargo, a la hora de ver que alguien se mete en la fila que estamos haciendo, nos acusa de algo que no hemos hecho, nos ofende o nos damos cuenta que nos está mintiendo, desaparecen todos esos pensamientos “bonitos” y la ira toma el control. En el presente artículo exploraremos cómo funciona la ira y de qué manera podríamos educarla.

¿Cómo hacer para que nada me afecte o que todo me “resbale”? Antes de hablar de lo que se puede modificar, es importante dejar claro lo que no. Todos los seres humanos tenemos dos tipos de emociones, agradables y desagradables. Estas emociones son normales, y por ende, las vamos a experimentar durante toda nuestra vida. Entonces una realidad es que seguramente van a haber situaciones que si nos afecten. Por lo tanto, la pregunta correcta sería ¿Cuando una situación me afecte, qué puedo hacer para reaccionar de tal forma que no me arrepienta y me sienta mal después o se alejen las personas que me importan?

¿Cómo nace la ira?

La respuesta a esta pregunta, lamentablemente la mayoría de nosotros la contestamos equivocadamente. Pero es más por una tendencia que tenemos como seres humanos de “buscar afuera lo que está adentro”. La explicación más normalizada es que la ira nace cuando existen situaciones irritantes que la producen. Por ejemplo, si cualquiera de nosotros estamos caminando por la ciudad y alguien que nos confunde con alguien más nos grita, se podría determinar que el grito causó la ira, es decir, las situaciones irritantes generan la ira. Suena lógico, pero no es cierto.

En realidad, ninguna situación, por irritante que sea genera ira. Lo que en verdad genera ira, es lo que nosotros pensamos de la situación, el de qué manera nosotros calificamos las situaciones que nos pasan (“Terrible”, “Agradable”, “no es para tanto”, inaceptable, entre otros).

Entonces, si el otro es el que grita, ofende, traiciona, es abusivo o se mete en la fila, ¿Por qué sería mi culpa? En resumen, las otras personas son 100% responsables por lo que hacen o dicen, pero nosotros somos también 100% responsables de lo que nos decimos mentalmente cuando los demás nos dicen algo, porque viene de nuestra forma de pensar.

La ira tiene una creencia base, cuando nos enfrentamos a una situación y pensamos que “Algo injusto está pasando y debemos resolverlo”, nace la ira. Y por esta misma creencia base es que percibimos de manera diferente la agresividad de los demás y la nuestra, aunque actuemos igual.

Es decir, mientras que para mi estoy siendo agresivo por una buena razón, para el otro esa misma actitud es sin razón suficiente. ¿Por qué pasa esto? Porque cada uno de nosotros tenemos una forma única de pensar, la cual es diferente a la de los demás, entonces, lo que consideramos justo e injusto para nosotros no es siempre lo justo e injusto para los demás.

¿Cómo podemos educar nuestra ira?

1. No tome las situaciones a nivel personal. Todos actuamos según lo que consideramos que está bien, ya que “somos los buenos de nuestra propia película”, incluso las demás personas diferentes a usted. (Es muy difícil que alguien quiera ser el villano de su vida, pudiendo ser el héroe de su propia película). Por lo tanto, “no se haga películas en la cabeza”, si se atreve a hacer el ejercicio de entender a la otra persona, se dará cuenta que no es una conspiración en contra suya. Todos somos justos y buenos según nuestros ojos.

2. Evite usar “palabras o frases ingenuas”. Las palabras o frases ingenuas son suposiciones que para lo único que sirven es para ver el problema más grande de lo que en realidad es y generar conflicto. En otras palabras, son muy efectivas para hacer “tormentas en vasos de agua”. A continuación encontrará algunas palabras y frases ingenuas:


Por medio de estas palabras y frases, terminamos disgustados más por lo que suponemos que por lo que pasó. Por lo tanto, fíjese en los hechos concretos, lo que dijo y no lo que usted cree que quiso decir, “todos los días” es diferente a “las últimas semanas” y “siempre” es diferente a “las últimas 3, 5 o 10 veces”.

3. No pierda de vista el objetivo. Cuando percibimos una situación como injusta, normalmente se debe a un malentendido o a un problema. Recuerde que el objetivo con los malentendidos es aclararlos así como el objetivo con los problemas es solucionarlos. Cuando culpamos al otro de la ira que sentimos, nuestro objetivo cambia a intentar hacer sentir mal al otro, cosa que no soluciona el problema. entonces en ese momento cuando “la sangre está caliente”, pregúntese ¿Lo que voy a decir/hacer ayuda a solucionar el problema?

Hágase responsable de Su propia ira.

La situación es diferente a la emoción, mientras que los problemas necesitan soluciones, nosotros al estar molestos necesitamos calmarnos, ya que esa emoción surge de nuestra forma de pensar, de nosotros. No nos sirve culpar a alguien más, pero saber eso no va a evitar que nos sintamos molestos. Además de las recomendaciones anteriores, le sugiero también intentar estos ejercicios cuando se sienta molesto:


• Hablar en un tono adecuado, cuando gritamos aumentamos la ira en nosotros y en la otra persona, al responder en un volumen adecuado (ni susurrando ni gritando) así la otra persona esté gritando, evitamos descontrolarnos nosotros y bajamos gradualmente la ira en los demás.


• Tiempo fuera, es decir, “deme un tiempo para calmarme y ahí si hablamos” es mejor que decir y hacer cosas con ira y luego arrepentirnos.


• Respirar lento, tome aire por la nariz LENTO (5 segundos aproximadamente), retenga 3 segundos y suelta por la boca también LENTO (5 segundos aproximadamente). Este ejercicio es para utilizar cuando esté solo con el objetivo de calmarse al tomar el tiempo fuera y también en la cotidianidad cuando esté afanado o angustiado, así no se sienta molesto, molestarse es más fácil cuando está estresado o afanado por algo.

“Enojarse es fácil, pero enojarse en la magnitud adecuada, con la persona adecuada, en el momento adecuado eso es cosa de sabios” Aristóteles
o citando la fuente original…

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