CUANDO LOS HIJOS PAGAN LOS PLATOS ROTOS DE LA RELACIÓN

No es extraño que en una relación de pareja haya problemas o discusiones, sin embargo, cuando los miembros de una relación, además de ser pareja, son padres. Los hijos lamentablemente pueden salir afectados y «pagar los platos rotos» de los problemas de sus padres.

Cuando sucede esto, desde la psicología lo llamamos “alienación parental” o “interferencia parental”, pero en términos más sencillos, es cuando los hijos se involucran en los problemas de sus padres, a tal punto de percibir a uno de ellos como el “malo” y al otro como el “bueno”.

Esto es un problema porque lleva a los hijos a tomar partido entre dos personas que quiere, además de llevar cargas de preocupaciones que no le corresponden. Por ejemplo, las preocupaciones de un niño de 5 años deben ser alrededor de si el compañerito le presta o no un juguete, si le cae bien la profesora o no le gusta la comida que le dan; no le corresponde a ese niño preocuparse sobre quién da más o menos dinero para el mercado o cuál de sus papás tiene la razón en una discusión.

En la mayoría de los casos, aunque los padres tengan muchas diferencias, tienen en común el interés de cuidar a los hijos y prevenir que se afecten con los problemas de los adultos, pero muchas veces a pesar de este interés, se termina afectando a los hijos sin querer hacerlo, y es por eso que el día de hoy te quiero compartir 3 maneras en las que se genera alienación parental sin querer:

  • Desahogo o paño de lágrimas. Aunque nos abstengamos de hablar mal del otro a nuestros hijos, si nos apoyamos en ellos para desahogarnos de los problemas de padres o pareja que tenemos o si nuestros hijos son nuestro “paño de lágrimas”, terminamos involucrándolos y afectándolos.

  • Hijos mensajeros. Cuando el malestar de hablar cara a cara con el padre o madre de nuestros hijos nos lleva a usar a nuestros hijos de mensajeros con instrucciones como “vaya dígale a su papá esto” o “vaya dígale a su mamá aquello”, también terminamos involucrándolos en los problemas.

  • El engaño del “derecho a la verdad”. Tal vez una de las formas más engañosas de afectar a nuestros hijos con los problemas de pareja son las justificaciones que surgen en el pensamiento como el supuesto “derecho a la verdad”, donde con pensamientos como “es que mis hijos tienen derecho a saber cómo en realidad son las cosas y quién es su papá o mamá”, “tampoco le puedo mentir”. Sin embargo, aunque estas razones muchas veces suenen muy convincentes, en realidad que los hijos sepan los detalles de los problemas de los padres no va a solucionar el problema y sí va a cargar a los hijos de preocupaciones que no deben llevar en ese momento de sus vidas. Además, se puede reconocer ante los hijos que tienen una diferencia con el otro padre, sin necesidad de mentir, entrar en detalles o pedirle su opinión.

Lamentablemente, las personas a las que más podemos dañar, son las que están más cerca de nosotros o las personas que más queremos proteger, ya que, en muchas ocasiones, terminamos haciendo el mayor de los daños en nombre de la justicia y del bien. Por eso es nuestro reto diario, pasar por encima de nuestro propio orgullo y estar alerta para no caer en estos engaños de pensamiento.

Fabián Camilo Salinas Obando

Director académico y psicólogo

Clínica para la Familia

 

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