No es extraño que en una relación de pareja haya problemas o discusiones, sin embargo, cuando los miembros de una relación, además de ser pareja, son padres. Los hijos lamentablemente pueden salir afectados y «pagar los platos rotos» de los problemas de sus padres.
Cuando sucede esto, desde la psicología lo llamamos “alienación parental” o “interferencia parental”, pero en términos más sencillos, es cuando los hijos se involucran en los problemas de sus padres, a tal punto de percibir a uno de ellos como el “malo” y al otro como el “bueno”.
Esto es un problema porque lleva a los hijos a tomar partido entre dos personas que quiere, además de llevar cargas de preocupaciones que no le corresponden. Por ejemplo, las preocupaciones de un niño de 5 años deben ser alrededor de si el compañerito le presta o no un juguete, si le cae bien la profesora o no le gusta la comida que le dan; no le corresponde a ese niño preocuparse sobre quién da más o menos dinero para el mercado o cuál de sus papás tiene la razón en una discusión.
En la mayoría de los casos, aunque los padres tengan muchas diferencias, tienen en común el interés de cuidar a los hijos y prevenir que se afecten con los problemas de los adultos, pero muchas veces a pesar de este interés, se termina afectando a los hijos sin querer hacerlo, y es por eso que el día de hoy te quiero compartir 3 maneras en las que se genera alienación parental sin querer:
Lamentablemente, las personas a las que más podemos dañar, son las que están más cerca de nosotros o las personas que más queremos proteger, ya que, en muchas ocasiones, terminamos haciendo el mayor de los daños en nombre de la justicia y del bien. Por eso es nuestro reto diario, pasar por encima de nuestro propio orgullo y estar alerta para no caer en estos engaños de pensamiento.
Fabián Camilo Salinas Obando
Director académico y psicólogo
Clínica para la Familia
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